El experimento comenzó en el 2013 entorno a una familia citadina que opto por lo que llamaron el desplazamiento positivo “una migración voluntaria de la ciudad al campo”. Esta primera familia, con el apoya de una segunda familia se enfrentaron a lo que significa establecerse en  la selva. Aprender a construir vivienda y establecer redes propias de servicios de agua, electricidad, internet, manejo de residuos y muchos otros factores sociales, emocionales y espirituales complejos.  Esta experiencia se resume en un aprendizaje continuo que benéfica a la familia fundadora tanto como las varias otras familias quienes han vivido y aprendido en el Selvatorium por periodos largos o cortos.

En los últimos 7 años Selvatorium a recibido artistas, músicos y otros creadores por medio de un programa de residencias artísticas. Han organizado algunos eventos e impulsado proyectos sostenibles en la vereda y región como por ejemplo el Mango Jam.

Desde el 2019 su principal actividad gira entorno aun proyecto de educación alternativa que ofrecen a los vecinos con la esperanza de lograr proveer una educación de calidad a algunos niños y niñas quienes esperemos construirán un mundo mejor.